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A todos los que visitan Mi Rincón, me dejáis vuestros comentarios: ¡¡Gracias!!. No suelo contestar a vuestros comentarios en las entradas, así que quede aquí mi gratitud.

martes, 16 de noviembre de 2010

La Lotería.


 (hoy es más largo de lo habitual, siéntolo)

           No tenía porqué madrugar. Podía llegar al despacho tranquilamente a partir de las once. Su socio de bufete se encargaba de llegar pronto e iba ordenando los asuntos para cuando él llegara. Aquel día, como siempre, lo despertó la radio que tenía programada para que sonara a las diez. La cantinela de los niños era interrumpida por algún que otro comentario del periodista de turno. Estaba ya pasando la maquinilla con desgana sobre su cara cuando el tono de la retransmisión cambió de repente: -“¡300 millones de euros! Sí señores. El gordo ha salido por fin cuando son exactamente las 10:57 de la mañana de este día glorioso en el que tantas familias españolas han sido agraciadas con....”. –Todos los años igual- pensó él. El número mágico fue repetido incesantemente, y el comentarista se afanaba en dar todos los datos que se esperan en una ocasión así: Cuántas series del número se habían vendido, cuántas habían sido devueltas y qué pena, cuántos millones se habían repartido en total y lo fundamental: dónde se habían repartido. Así fue descubriendo sus datos, sus estadísticas y él pudo oir mientras terminaba de afeitarse, que –“..se habían vendido, señoras y señores, en la administración nº 35, en pleno centro de Sevilla, enhorabuena a todos los sevillanos por...”. A Eduardo fue justo en ese momento cuando empezó a encogérsele el estómago. Y fue decididamente cuando el corazón se le desbocó en el momento en que comprobó su décimo. Ahí estaba al dorso el número estampado en tinta negra: “35”. Sí, efectivamente, era la Administración. Ya sólo tuvo que prestar atención a la radio que por enésima vez repetía el número agraciado, y sí era su número. Eduardo no fue ese día al bufete. Sólo llamó por teléfono a su socio y lo citó para almorzar. Con tanto dinero pensó en dejar de trabajar por un tiempo y dedicarse a lo que a él le gustaba realmente que era justo no tener que trabajar. Se dedicó a viajar, a convidar a sus amigos y sobre todo a beber. Siempre pensó que podría volver a ejercer, pero su deterioro fue tal que, gastado el dinero, perdido los amigos, y sin un duro en el bolsillo, le fue imposible hacerlo. 

            Eduardo tuvo la mala suerte de que una mañana le sonriera la buena suerte..

            Estrella volvía a casa siempre sobre las diez y media. Ya había dejado a los niños en el colegio y de camino, se traía algunas compras y el pan. Mecánicamente encendía la radio mientras se preparaba su segundo café y unas tostadas. Estrella pensaba que algún día acabaría todo. Su pesadilla. Pensaba que con un poco de suerte a él lo pillaría un coche, o se iría con otra o que lo que era más difícil que él cambiaría. A Estrella el miedo le corría por las venas. Pensaba que tarde o temprano todo acabaría. Pero ¿cómo?. No podía huir, no tenía trabajo, ni dinero y además estaban los niños. ¿Dónde iba a ir con dos criaturas y sin un duro?. A Estrella el miedo le impedía pensar. Casi se desmaya cuando escuchó  por la radio el número en el que había recaído el gordo de la lotería. Eran casi las once. Lo reconoció enseguida: era su número, todos los años jugaba con el mismo. Fue corriendo al cajón donde lo tenía guardado y allí estaba. Ella nunca pensó que le tocaría. No tenía ilusión. A Estrella el miedo le impedía soñar. Ese día por la noche se repitió la misma historia. A la mañana siguiente, cuando volvió a casa sobre las diez y media, Estrella empezó a prepararlo todo. Cobraría el premio, recogería los niños en el colegio y ya no volvería más. 

           El marido de Estrella pensó en su mala suerte. Una mañana a su víctima le había sonreído la buena fortuna.

            Migue sacaba las bolas perfectamente sincronizado con su compañera Lucía. Ella cantaba el número y Migue el premio. Eran casi las once y les quedaba poco espacio que rellenar en el alambre que además era el último de su turno. Migue había estado soñando toda la noche anterior en que podría ser él el que cantara el gordo. Recibiría muchos regalos y además sería un honor. A cada bola que colocaba miraba a su compañera con ansiedad. Lucía sacó la última y Migue casi sin darse cuenta el premio gordo. Los flashes casi le impidieron ver bien a los que estaban en la sala. 

            Migue pensó que eso sí  era tener buena suerte.

22 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen momento para esta entrada, has revivido la esperanza de que a mi también me puede tocar. Solo compro un número. La avaricia rompe el saco. Tampoco quiero ser asquerosamente rica, me conformo con vivir tranquila el resto de mi vida, sin agobios economicos... en fin...

Quién sabe???

Un abrazo, y buen día!

PD. Genial tu entrada :)

Jose dijo...

Voy a cojer la loteria que tengo y tirarla a la basura,valla historias,jajja.Es broma como me toque ya te contare una historia con final feliz.
Un abrazo

Isabel Martínez Barquero dijo...

Porque, en definitiva, querida Nieves, la suerte es una cuestión de mirada, de percepción. Lo que para es buena suerte, para otros no lo es, como en el segundo caso, el de Estrella, donde me he alegrado de su buena suerte y la mala suerte del marido. También el primer caso, el de Eduardo, pone de manifiesto las paradojas de la suerte. En el tercer caso, Migue me ha llenado de ternura.

Un texto más que clarificador sobre esta cuestión de la suerte, y muy oportuno en las fechas que entramos, que empieza la locura de la lotería de navidad.

Un beso.

Anabel Rodríguez dijo...

Al final la suerte es relativa, ¿no? Lo bueno se convierte en malo y al revés. Por cierto, ese abogado era un perrángano, mira que ir al despacho a las once de la mañana... así tenemos la fama que tenemos.
Un beso

juanjo dijo...

Muy buen relato.Un mimo hecho en sapariencia positivo,puede tener efectos muy distintos y percibirse de maneras muy diferentes
Besos

Felipe Medina dijo...

Se pone de manifiesto que no siempre la "buena suerte" del dinero es recibida de igual forma y manera.Y debe ser así porque cada persona es un mundo con sueños,miserias,alegrias y maneras de sentir la vida.

Buen relato

Saludos

Juan Luis dijo...

Conmovedoras historias que hacen pensar... Que diferentes consecuencias puede tener la suerte...
Suerte en la vida Nieves, de la buena!
Besos.

Enric Pérez dijo...

Muy bonito. Nos hace reflexionar sobre lo que en verdad es buena suerte y lo equivocados que estamos a veces esperando lo contrario de lo que relamente necesitamos. A nadie le amarga un dulce, desde luego, pero más que el premio, la buena suerte consistiría en saber como, donde y cuando hacer las cosas para que nos favorezcan y no se vuelvan contra nosotros.

Un besito, sevillana.

Gabiprog dijo...

Ojala la loteria siempre navegue por la corriente de la justicia.

Dejame que te cuente dijo...

Vidas cruzadas que se unen en la suerte...buena o mala...pero suerte al fin y al cabo...

buen relato..
y no se ha hecho nada laargo...
un abrazo nieves...

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Me temo que la suerte no suele premiar a los que lo merecen.

José Manuel Beltrán dijo...

¡Pero cómo ve voy a olvidar de tí!, pedazo de niña chica. Esas lagrimitas (sniff, sniff) quiero que queden desterradas de sus bellos ojos. Y no sigo, porque alguien puede pensar lo que no debería pensar que, aunque lo piense, seguro que mal pesnado está.

He estado alejado un tiempecito, aunque en el blog de viajes: Parada y Fonda de un viajero he estado trabajando más. Visítalo a ver que te parecen los cambios.

En cuando al relato ( o relatos) has plasmado muy bien las diferentes casuísticas ¡y habría muchas más! todas ellas enraizadas en una palabra: ilusión.

Un besazo, esta vez por la tardanza, muy especial para tí: ciudadana sevillana.

Dol dijo...

Levantarse por la mañana para gozar un nuevo día debería ser la mejor suerte , o así nos lo tendrían que enseñar a todos , desde pequeños ; seguro que entonces nadie jugaría a la lotería .
( y que conste que yo algunos jueves caigo, en el décimo de 3 euros , que no se diga ) .
Un besito, paisana .

Anónimo dijo...

anda que casualidad! tu eres Nieves LM y yo soy Nieves MR ;)

TORO SALVAJE dijo...

El dinero nos tiene esclavizados.
Es así de triste.
El abogado, la maltratada, el niño del San Ildefonso... todos soñando con el dinero.
Es esto normal?
No hay alternativa alguna?
O es que somos cobardes?
Nos vamos a morir igual.
Tengo mal día.

Besos.

Margarita dijo...

La suerte y la felicidad son muy relativas como bien describes en este relato. Siempre pensamos que si nos toca la lotería seremos felices y no tiene porqué ser así. Además dicen que no es más feliz quién más tiene sino quién menos necesita. Eso sí, me conformaría con que me tocara para liquidar la hipoteca, porque sería un respiro; imagino que como la mayoría de españoles.

Un beso, guapa,

Margarita

SOMMER dijo...

Bueno, a mi que me toque, luego ya veremos¡¡¡¡

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Ay que ver Nieves, como cada persona tiene una manera de ver la suerte, fortuna o como quiera que le queramos llamar. Me ha gustado mucho y me ha recordado otro relato que hice hace mucho tiempo relacionado.

Besicos muchos

Mar dijo...

La mejor loteria es poder soñar, perseguir los sueños y alcanzarlos, hace 5 años que no compro loteria, bonita historia.

ya te echaba de menos.

Besitosssssss

Antonio Misas dijo...

Lo mires por donde lo mires, siempre es una suerte que te toque la loteria, a unos les salva y a otros que les quiten o bailao, ¿no?

Besos Nieves

Nieves LM dijo...

Muchísimas gracias por vuestros comentarios y QUE NOS TOQUE LA LOTERIA!!! Suerte a todos.

Jose Antonio dijo...

Decía un sabio que a los humanos se les mide por la cantidad y calidad de sus amistades, tengo la fortuna de que formes parte de mi entorno.

Te deseo una Feliz Navidad en compañía de los tuyos y que tus sueños se cumplan siempre.

Un abrazo