GRACIAS

GRACIAS
A todos los que visitan Mi Rincón, me dejáis vuestros comentarios: ¡¡Gracias!!. No suelo contestar a vuestros comentarios en las entradas, así que quede aquí mi gratitud.

viernes, 29 de enero de 2010

martes, 26 de enero de 2010

Apoyo a Mar

No se qué podría hacer, por lo pronto os dejo este enlace para que en lo posible apoyemos a Mar.



http://www.esferasdeluz.es/gentepato/

viernes, 22 de enero de 2010

Flechazo


El sol volvía a caer, como siempre tan deprisa. Se afanaba en voltear la Tierra, huyendo de esos paisajes tan trillados durante las casi dieciséis horas que duraba el día por entonces. Y se despedía, deprisa, como huyendo, temeroso de que alguien pudiera paralizarlo y le impidiera buscar otros horizontes, para seguir jugando a espantar la noche.


Era la hora más hermosa para estar en la playa. El sol, en su huída, olvidaba el oro que desparramaba casi sin darse cuenta por la arena, por la fachada del Santuario, que mágicamente se convertía en un cofrecito de bronce.


Para ella, el día empezaba justo ahí, a la caída del sol, el amanecer de todos, era en realidad el fin de su día.

Empezaba a refrescar, pero resistió un poco más en la playa. El sol ya se había ido completamente, pero todavía quedaban restos de su luz, acariciándolo todo.

Mientras caminaba de vuelta a casa, se cruzó con alguien. No se conocían absolutamente de nada, no habían coincidido nunca, no se reconocieron, pero al mirarse, cuando sus ojos se clavaron mutuamente, sintieron cómo habían estado amándose toda la vida.

sábado, 16 de enero de 2010

Sin título

Una lluvia invisible,
Una lluvia afilada y sin escrúpulo
que te hiere el alma.
Una tristeza interminable.
Un alma vacía
esclava del pasado.
Un dolor sin misericordia,
un sueño extraño :
Un pétreo castillo que se desmorona.
Una vida sin sentido

jueves, 7 de enero de 2010

Confianza


La pareja no era demasiado mayor, pero tampoco eran jóvenes. Quizás rondaban lo cincuenta. Bien vestidos. Elegantemente vestidos para una sevillana mañana de domingo.

Probablemente pensaban pasear por el Centro, después  tal vez, de escuchar Misa en la Catedral.
Ella vestía un impecable traje de chaqueta marrón, blusa con lazada en tonos oro viejo, zapatos de medio tacón, muy limpios, bolso a juego, y llevaba el pelo que ya empezaba a platear, recogido con un elegantísimo estilo italiano. Muy bella.

Él la acompañaba en todo, en la pulcritud de sus zapatos, en la elegancia de su traje, y casualmente en ese oro viejo de su corbata.

Se veían como solemos decir con clase.

Cuando subí al autobús, ya estaban sentados. Desde el primer momento me habían llamado la atención. Por su belleza, su serenidad, por todo lo que ya he descrito. Tomé asiento justo detrás de ellos y también pude comprobar lo bien perfumados que iban.

Hablaban pausadamente, bajito, casi susurrándose, así que no pude oir absolutamente nada de lo que se decían. ¿Harían planes para ese domingo? ¿Hablarían de sus hijos o de sus nietos? ¿Tendrían hijos o nietos?..

La película de mi ciudad iba proyectándose ante mis ojos. Gente en bici, gente andando, otros coches, semáforos, terrazas con veladores, todo se proyectaba a través de los fotogramas/ventanas del bus. Pero realmente lo que me absorbía era la pareja. Verdaderamente fascinantes para mí.

Cuando al fin llegamos a la última parada, se dispusieron para salir. Las manos de ellas eran preciosas. Manos maduras de mujer madura, uñas muy bien arregladas, y a la vez manos fuertes. Con una se agarraba a una barra del autobús para no perder el equilibrio mientras que con la otra, firmemente, ayudaba a su compañero a incorporarse.

Él se puso de pié, justo detrás de su mujer (hace tiempo que yo había decidido que eran matrimonio). Y con un gesto un poco torpe se asió a su brazo. Quise notar que el hecho de tocarla, de apoyarse en ella lo tranquilizaba. Y fue ahí, justo en ese preciso momento cuando empecé a darme cuenta de lo que realmente pasaba. Ella lo guió hasta la puerta de salida, con su cuerpo y sus piernas y sus pies le indicaba que había un escalón, que tendrían que bordear algo la parada para no entremezclarse con los que ya hacían cola para ese mismo autobús. Ella empezó a caminar con paso firme, y él, agarrado la seguía, sin miedo. Era evidente que confiaba en su lazarillo. ¿Podría ella también transmitirle los colores? ¿El ambiente? Seguramente que sí.

Desde su ceguera y a través de ella, iba a vivir una bonita mañana de domingo.

domingo, 3 de enero de 2010

Buscándote



Hay un rincón en el cielo donde estás tú. Allá lejos, donde no abarca nadie, donde nada ni nadie puede husmear. Vuelo y viajo a través del espacio, buscándote, porque sé que estás tú, allí, en ese rinconcito de la nada. Hay una estrella amiga, que me hace guiños para que siga, para que no abandone, porque ella también sabe que estás tú y sabe que te busco. A veces, con un gesto de complicidad, me extiende un rayito, para que me pose, y me traslada sin esfuerzo hacia tu trocito de cielo, tan lejos.... pienso que no tengo tantas vidas para llegarte. Cuando te alcance, y ya seamos dos, romperé la armonía de tu soledad, de tu silencio, de tu lejanía, de tu oscuridad, y buscarás otro rincón en el cielo para instalarte, y yo sabré que estás y seguiré buscándote.