GRACIAS

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A todos los que visitan Mi Rincón, me dejáis vuestros comentarios: ¡¡Gracias!!. No suelo contestar a vuestros comentarios en las entradas, así que quede aquí mi gratitud.

jueves, 20 de mayo de 2010

Nostalgia

El viaje siempre lo hacíamos en verano. Cuando llegaba Agosto, nos mudábamos del calor de Sevilla al otro calor. El tren resultaba siempre una aventura. Para nosotros, que éramos pequeños, todo podía llegar a ser fantástico. Recuerdo por ejemplo, que esperábamos con expectación el gran toro de Osborne asomarse por la ventanilla, y eso era más emocionante que el resto de las horas viendo paisaje, los ocres de Andalucía, los riscos de Despeñaperros, los túneles...

La llegada al pueblo era maravillosa. Ya antes de llegar a la casa de mi tía-abuela, nos habían saludado por la calle. Las gentes del pueblo nos conocían de los otros años y se mostraban tan cariñosos como si de alguien de su familia se tratara. "¡Pero qué grande están los chicos!", exclamaban. A mi verdaderamente me sobraba el plural, porque el grande era mi hermano, yo siempre pequé de chiquitita.

Y por fín la plaza, los soportales, el Corral de Comedias, todos los recuerdos de otros años se volvían a plasmar en mi retina infantil. Y volvían los olores a mosto, a pan, a las migas, olía, sentía en mi piel, me zambullía en su luz, por fin Almagro.

Y la casa. Un gran patio de piedrecitas. Algunos vecinos. Una tienda que olía a gloria. Por la tarde nos sentábamos en el patio. Y yo me quedaba embobada escuchando los recuerdos de mi madre. Las anécdotas, el repaso, en el buen sentido, a los familiares, se solían repetir año tras año, pero no me importaba, siempre escuchaba con toda la atención, por un momento yo formaba parte del pasado, de la infancia de mi madre, podía viajar en el tiempo a través de ella.

Los días iban pasando tranquilos, larguísimos. La infancia alarga las horas. Cada día podían ser como dos o tres de ahora. Días completos en un sólo día completo, parenteseados por las horas de las comidas.

Al fin llegaba el momento de visitar a mi tía Nieves. Ella vivía con su marido y sus hijos en el campo. Cerca de Almagro, un pueblo pequeñito que se llama Bolaños. El campo lo cultivaba la familia. Todos trabajaban la tierra. Y nosotros, mi hermano y yo, también. Nos decían como teníamos que recoger las patatas y nos embarrábamos con gusto con el agua que servía para regar.

La única niña era yo, y me mimaban. Me paseaban en el trillo, y yo me sentía feliz. Descubrí la dureza del campo en las manos de mis primos que aún siendo de niños como nosotros ya calleaban. Detrás de la dulzura inmensa con la que acariciaban mi cara había aspereza de piel, manos endurecidas por el trabajo y yo me sentía, quizá insensatamente, un poquito privilegiada por ser de ciudad. No olvidaré nunca aquellas manos y aquellos hombres, ni los ojos verdes de mi tía.

-¡No vale tirar piedras!- No creía que fuera justo. Nos teníamos que encontrar sin trampas. Buceando por las hojas, rastreando, afinando bien el oído, hasta la respiración se podía oir con un poco de atención. Los maizales nos subían en altura, y era el sitio perfecto para escondernos. Una isla verde y ocre en el campo donde desaparecer.

El calor mesetario, la chicharra, la tierra...

23 comentarios:

Enric Pérez dijo...

Acabas de describir los veranos de mi infancia: el tren, el toro (yo tambien veía uno en el viaje), la llegada al pueblo, los saludos de la gente, el horno (la panadería) donde el pan y las pastas olían de maravilla comparadas con la ciudad, la trilla como se hacía antes con la gran tabla de madera incrustada de piedras afiladas que tirada por los mulos pasaba una y otra vez en círculos sobre el trigo.......
La única diferencia es que no iba de Sevilla a Almagro sino de Barcelona a un pequeño pueblo del interior de Castellón ya cerca de la linde con la provincia de Teruel, donde cambiábamos el calor húmedo de la costa por el seco de la montaña.
Un beso.

Francisco Álvarez dijo...

He leido con rara atención.En algun momento del escrito me sentí como esos chicos que te mimaban.
Imagine que tu pelo lo movia el viento y tu sonrisa se la llevaba el calor de verano.
Por algun instante pensé que vivi eso contigo.

Saludos. Desde Chile.

PS:. Es una maravilla lo que escribiste.

Antonio Misas dijo...

Yo no te puedo decir que me recuerda a mi infancia porque mi infancia era del verde de Santander y del azul del mar, tenía otros olores y no hacía nunca calor.
Pero lo que si te voy a decir es que me he visto leyendo un libro, en un capítulo de una novela bien narrado, bien contado, en un viaje a tu infancia, y me he quedado con ganas de seguir leyendo más.
Es la nostalgia más bonita que he leído.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Hola Nieves, muy buen relato, a mi tambien me has hecho recordar mi infancia, yo naci en un pueblo pequeño de castilla en los años sesenta y bueno careciamos de muchas cosas, pero lo que nunca faltaba era la familiaridad entre los vecinos, los chicos y chicas jugabamos los veranos hasta el anochecer metiendonos en mil precipicios(raro que no nos pasara nada grave) nos lo pasabamos bomba, ahora es muy diferente.Un abrazo

Anónimo dijo...

Ahyyyyy! Que recuerdos me has traido a la memoria! Esos viajes veraniegos, esas vacaciones de la infancia,... Para mi hermana y a mí también era un momentazo ver el toro de osborne jejej

Besos y gracias por traerme estos bonitos recuerdos a la cabeza.

Yo dijo...

Que bonitos recuerdos

bsito

juanjo dijo...

Me encantan este tipo de relatos intimistas en los que se cuentan recuerdos de la infancia,de esa infancia de la que todos sentimos nostalgia en algun momento,tambien porque la hemos idealizado y eliminsado los malos momentos que tambien tuvo
Me ha gustado tu relato,mucho
Un besazo guapa

Dejame que te cuente dijo...

las cositas de nuestra tierar...que se clavan en la memoria y ya nunca..nucna salen..
recioso texto...
un abrazo

Gabiprog dijo...

Que buena es esa nostalgia dulce que se convierte en musa!

:)

Laura dijo...

"Tus ojos se tiñen con el dulce color de la infancia. Nostalgia del tiempo en que todo tenía respuesta, en que era más largo el verano y más pequeño tu mundo".

Mira que decir que no le coges el tranquillo a Ismael...¡Si escribe para ti! :-)

Muy tierno tu relato. Muy sabia tu nostalgia.

La sonrisa de Hiperion dijo...

La nostalgia es una cabronada, y además de las gordas...

Saludos y un abrazo enorme.

Ana Sabbath dijo...

!Ay ese toro de Osborne¡, y lo que le cuelga a ese torito de marras..... jejeje

Anónimo dijo...

Aysss que recuerdos aquellos, me has hecho acordarme de mis vacaciones de verano de cuando era niña. Cuando Murcia, donde vivo ahora hace unos cuantos años ya (bastantes años ya) era nuestro lugar de vacaciones. Lo recuerdo todo muy diferente a como lo veo ahora, y es muy grato recordarlo como quedó grabado en mi mente de niña.

:) Muchos besos!

LA CASA ENCENDIDA dijo...

Preciosos recuerdos y tan bien contados que he recorrido calles, compo y maizales de tu mano.
Los recuerdos infantiles son tan especiales!!

Besicos muchos

José Manuel Beltrán dijo...

Precioso relato Nieves. Unos recuerdos que no solo siguen vivos en tí sino que nos sabes transmitir como si estuviesen pasando ahora mismo.

Me has hecho recordar como, toda la familia, descubrimos y disfrutamos de la naturaleza; allá, hace muchos años, en Huesca. El olor del campo; las setas, el verde del bosque, el suave acariciar del agua del rio sobre tus manos.....
Chapeauuuu ciudadana. Un besazo.

felipe dijo...

lo que no se si sabes esque tu tia Nieves te esperaba cada año para ofrecerte lo mejor que hubiera en la casa, yo he vivido la otra cara del relato osea seria el que vivia en el campo

Álvaro Dorian Gray dijo...

Qué infancia, bendita infancia...
saludos y salud

Desbrothy dijo...

Joer, Nieves...Cada día lo haces mejor. Cuando te pones a hablar de ti, de tus cosas y de tus sentimientos, lo haces de manera inmejorable... Me ha gustado mucho esta entrada, tb me he sentido reflejado en ella, tb fui un niño con pueblo y tb tuve esa maravillosa sensación de que los días duraban el triple.
Un beso de la Meseta.

Maximo Cano dijo...

Muy bien descrito. Me gusta tu estilo.

Descoinosco esas sensaciones de infancia y de campo, ya qu ehe sido "muy de asfalto". Lo haces vivir.

Saludos.

Anabel Rodríguez dijo...

¡Que ganas de conocer Almagro me has provocado! Has hecho un viaje profundo a tu infancia, y nos has permitido acompañarte. Un abrazo

LUCIERNAGAS DE CIUDAD dijo...

De pequeña nunca pude viajar con la familia, éramos demasiados como para embarcarnos en un viaje. Conocí el pueblo de mis padres de mayor y no tuve esa sensación tan hermosa que nos cuentas, aún así el pueblo de mis padres me produjo un poquito de nostalgia, heredada supongo de la nostalgia de ellos ( que cosas, no?)
Petonets!!

trinidad dijo...

Me has hecho visitar mi pueblo desde el otro lado.Interesante como cambian las cosas cuando se ven desde un mundo distinto: ciudad, pueblo, niño,adulto. Muy bien contados esos recuerdos Nieves.Besos.

Nieves LM dijo...

Muchísimas gracias por vuestros comentarios.
Al final todos tenemos recuerdos más o menos en común. Me encantan esas coincidencias.
Sóis muy amables todos con vuestras palabras. Besosssssssss.