-¿Qué planes tienes para esta noche?- Le preguntó la manta a la almohada.
-Aún no lo he pensado. Llevo muchas noches sin intervenir y no me gusta lo que está pasando.
La manta se desperezó e hizo un gesto como de no entender. Para ella que la cosa marchaba bien. Empezaba a hacer frío y ya se notaba necesaria. En cambio la almohada estaba preocupada. No le gustaban las noches de pesadillas. Había mucho movimiento, sobresaltos y se mojaba con las lágrimas. Pero tampoco le gustaba tener que actuar tantas veces. Al fin y al cabo no estaba ahí para eso. Pero más tarde o más temprano se conmovía.
La manta y algunas veces las sábanas, aunque éstas eran más ligeras de cascos, la animaban. Ciertamente ellas también pagaban el pato. No es grato sentir como te patean, te sacan de la cama y te dan tirones malhumorados en medio de la noche. Por fín, aquella noche y después de la ingenua pregunta de la manta, la almohada se decidió a actuar. Puso en marcha todos sus sensores, se concentró y como ella sabía hacer tan bien, le transmitió un sueño. Aquella noche su cabeza durmió plácidamente. Soñó dulces sueños. Y hubo paz en la cama. Todos agredecieron a la almohada, a la mañana siguiente, su intervención. Menos el edredón, tan duro de mollera que no terminaba de enterarse de nada.
11 comentarios:
Son mala compañía para las noches, las pesadillas.
Pero ¿quien no las tiene o las ha tenido?
Debes hacer trabajar mas a menudo a tu almohada.
Un saludo
La almohada, la manta, las sábanas... todas buenas. En cambio el edredón, malo y duro de mollera... Me ha gustado el relato, transmite angustia y a la vez es curioso y termina bien... pero, Nieves, sácame de dudas por favor, la moraleja tiene tintes sexistas???
No estoy susceptible Nieves, es simplemente pura curiosidad. Beso Gordo.
Hola guapa!!!
si las almohadas hablaran... jajajajaja
Muy bueno el relato ;) Feliz fin de semana guapa!!!
Besitossssssssss
Yo quiero una almohada de esas...¿Dondé la puedo encontrar???? :D:D:D Y una manta que haga masajes también, avisa si encuentras una ehhh jajaja!!
Excelente relato, me ha gustado mucho, se parece a las conversaciones que tengo conmigo misma.
Gracias por tu "ayuda" en mi blog, mañana contesto los comentarios, ahora me voy a ver si convenzo a mi almohada para que me cante una nana y me lleve a un dulce y placentero sueño...
Un besito :)
Voy a tener que hablar seriamente con mi almohada y mi nórdico, a ver por qué ellos no se lo curran tanto como los tuyos.... ¿O tal vez lo hagan y soy yo la que no se entera?
Bonito relato, Nieves.
Un abrazote.
Jajajaja
Brillante
Saludos :)
Si es que los edredones, nunca se enteran de nada. Yo que cuando mi pareja se va de la cama duermo sin almohada tendré que plantearme dormir con almohada cuando duerma solo.
buena entrada un saludo
Jajaja qué bueno!!
Jó..a mí la almohada nunca me ha dado buenos consejos..será por eso que duermo sin ella, sin embargo...ufff ¿qué haría yo sin mi edredón de plumas cabezotas? :D, si para dormir me enrosco como una momia chachapoya! (uisss es que ayer vi un documental, jamía)
En fin, que me ha encantaO!, al fin y al cabo ante una buena acción siempre hay una voz disonante, verdad?
Bsitos!!
Original tu relato utilizando elementos tan sencillos e indispensables.
Me pregunto si te surgio acostadita con tu almohada.
Saludos
Republicaindependiente de tu cama.
Y al edredón que le den.
Felices sueños, princesa...
Bonito poema del fin de la infancia
Un abrazo: bolu
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