Isabel tenía recuerdos alegres de su infancia. Había sido, podríamos decir, que una niña feliz. Su familia sin ser rica, no había pasado penurias, y ella se había criado en un ambiente sano, confortable y cómodo.
Fue al cumplir, más o menos, los quince años, cuando todo empezó a cambiar. Sus padres, a los que siempre había visto unidos, amándose como si el tiempo no castrara al amor, empezaron a comportarse distinto y distantes entre sí.
Isabel, ya de mayor y por mucho que rebobinara su vida, no alcanzaba a comprender el porqué de ese cambio y de vez en cuando, arropada por la intimidad de la cocina, mientras ayudaba a su madre a preparar comidas, sacaba a relucir su duda.
Su madre nunca había pensado revivir toda esa historia. El tiempo había pasado y casi no se acordaba ya de ella. Consuelo, una mujer casi anciana, se sentaba ahora frente a su hija, que le suplicaba con la mirada que le contara, que -mamá, por favor, necesito saberlo todo- Consuelo no sabía mentir, quizá ocultar verdades, pero mentir no.
-Hija, de eso hace ya mucho tiempo- le decía con la resignación de la que sabe que más tarde o temprano tendría que hablar.
-Bien, mi vida. Hace mucho tiempo, aún siendo tú todavía una niña, tu padre, que en paz descanse y yo, teníamos un juego. Todo inocente, créeme.
El juego consistía en sorprendernos con algo que los dos estábamos seguro que dejaría al otro perplejo. Tu padre por ejemplo, se presentó un 26 de septiembre con un pavo, vestido de Papá Noel, y simulando que era Navidad. Una locura, pero él tenía esas locuras maravillosas.
Yo también le sorprendía. En cierta ocasión, quise ser muy original, impactante. Era joven y atrevida. No se me ocurrió otra cosa que decirle que tú no eras hija suya. Todo era parte del juego, pero él no lo entendió así. No sé por qué, pero aquella broma pactada lo llenó de tristeza y rencor. Desde entonces, ya no fue lo mismo. Empezamos a distanciarnos. Nos amábamos mucho, pero ya nunca fue como antes. Una tontería que se nos escapó de las manos-.
-Hija, de eso hace ya mucho tiempo- le decía con la resignación de la que sabe que más tarde o temprano tendría que hablar.
-Bien, mi vida. Hace mucho tiempo, aún siendo tú todavía una niña, tu padre, que en paz descanse y yo, teníamos un juego. Todo inocente, créeme.
El juego consistía en sorprendernos con algo que los dos estábamos seguro que dejaría al otro perplejo. Tu padre por ejemplo, se presentó un 26 de septiembre con un pavo, vestido de Papá Noel, y simulando que era Navidad. Una locura, pero él tenía esas locuras maravillosas.
Yo también le sorprendía. En cierta ocasión, quise ser muy original, impactante. Era joven y atrevida. No se me ocurrió otra cosa que decirle que tú no eras hija suya. Todo era parte del juego, pero él no lo entendió así. No sé por qué, pero aquella broma pactada lo llenó de tristeza y rencor. Desde entonces, ya no fue lo mismo. Empezamos a distanciarnos. Nos amábamos mucho, pero ya nunca fue como antes. Una tontería que se nos escapó de las manos-.
24 comentarios:
Hay bromas que no se pueden hacer, está muy claro...
Te confieso que me gustaría tener ocurrencias como esa del pavo, pero siempre he sido demasiado sensato...
¿O idiota? Siempre currando, menos ahora claro...
Se me ocurre una idea...jajajaja
Gracias.
Besitos y salud
Vaya con la bromita....
De todas formas él era un poco susceptible.
Besos.
Hay bromas que es mejor no gastar...
Una broma que le sembró la duda para siempre.
Me parece un precio demasiado alto.
Hay bromas, que si se hacen, deben durar unos cinco segundos... O menos...
:-S
Esas pequeñas tonterias pueden producir graves heridas.es importante no dejar que se enquisten
besos
M e has tenido sumergida con tus letras...
no pierdas las musas, enlatalas jeje
saludos
Esta claro que para jugar es imprescindible marcar unas normas, porque sino el juego se nos vá de las manos...como en tu historia, por cierto, me ha encantado. Me gusta como cuentas las cosas. Besitos.
Me gustan las locuras sublimes, las bromas macabras, el sarcasmo y sus sucedáneos.
Pero ej que a la bromita esa no le veo la gracia.
Será que, desde que descubrí el Tuiter de Bisbal, todo lo demás me parece droga blanda.
¡Y ese pavo, claro que sí!
Besos sin diagnóstico.
Es muy arriesgado jugar ciertos juegos y si la mentira los invade: peligro. Y una mentira de esa envergadura es terrible para un hombre por eso de que "mater semper certa est; pater, incertus".
En fin..., menos mal que es ficción.
Un abrazo muy fuerte, Nieves.
Que tal! espero que estés muy bien..
después de algunos meses he regresado con un "Tornado"..
te dejo un fuerte abrazo
Vaya bromita que se gastó la mujer. Lo del pavo y el disfraz de PapaNoel en Agosto es gracioso.
No encajar las bromas es lo que trae...Una mentira encubierta en tono de broma,a veces, se convierte en verdad...
Buen relato amiga Nieves tiene mucha chispa, quizás demasiada.
Besicos.
Ofú hay bromas con punta de flecha, eh?...
Me ha encantado, Nieves, ¿tiene continuación?? :)
Un besote, preciosa
Mejor no jugar con las bromas, tienen su peligro, está claro...
Un besazo!
Un juego lleno de complicidad y humor que acabó destruyendo precisamente eso que lo cimentaba.
Un relato increíblemente triste e hilado.
Mi enhorabuena
Yo creo que a ese buen señor, si en vez de la bromita le hubieran envenenado la comida aquel día, le habría sentado mejor. No sé, hay cosas que se encajan mejor.
Beso.
Para mí que era cierto y decidió probar a ver qué pasaba...
Un saludo
¡Qué historia! y es que a veces como dices, ahya cosas que se nos escapan de las manos y las bromas hay que darlas con mucho ingenio porque de lo contrario, pas alo que pasa.
Me ha gustado mucho.
Besicos muchos.
Nieves,
¡Está genial! Al principio parece estar en la mismísima linea de lo inverosímil, pero al leerlo otra vez, he visto el disgusto del padre en este pais de machos en el que ser un cabrón o un cornudo era lo peor. El rencor mata al amor, que crudo es saber que solo era un juego y no poder superar los fantasmas de la educación, los prejuicios, los convencionalismos sociales. Tener que luchar cada día contra el sentido común.
Besos
Antonio, que alegría me dar verte por aquí. Gracias y muchos besos.
Muchisimas gracias a todos por vuestros comentarios. Bienvenidos a los nuevos. Besossssss
ufff..hay juegos que matan....y cosas como esta pueden cambiar tu vida...
feliz fin de semana...
una brazo
Joer con la broma, me has acojonado
un abrazo
saludos y salud
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